APROPÓSITO DE MÍ
Que miras niñotitere
Porque observas la espada en el vientre
Porque no corres ya a la salida.
Cuantas veces repetiste la escenita en la cocina
Cuantas termino el cuchillo de nuevo en el cajón
Siempre fuiste un escéptico y un suicida
Llorabas, claro que llorabas
Todo fue siempre a pique, capicúa constante
de agónica existencia
Siempre la misma respuesta
La incordiosa humildad de pensar en los demás
¿Porque siempre tus padres? ¿Que paso contigo? ¿Dónde escondiste el egoísmo de la muerte?
Siempre “salvado” por los progenitores de la desdicha
Eres un cuervo que acude al brillo del metal
Eres un cuervo antinatural que mira y no lo coge
Solo eres un parasito
Para ti y para los demás
De los demás no importa
¿Pero y tú?
Da la cara cobarde
Seguirás escondido
Ya lo sabía...
¿Piensas aguantar mucho más?
Seguirás teniendo escenitas
Cabezazos contra la pared de esos que tanto te gustan
Cuantas veces más piensas patear las sillas
Cuantas más darte de golpes
Llora niñotitere, llora
Laméntate de ti
¿Que mascara saldrá mañana?
¿Que personaje, no tan loco, hablara con el vecino?
Ríe sus gracias
Da las gracias
A ti siempre te será devuelta la bilis
La falsa preocupación de escoria educada
Los falsos motivos del amor que pretenden venderte
Si, y lo sabes, solo quieren seguir viéndote sufrir
Porque ellos también son unos cobardes
Pero, niñotitere, conserva tu vestido de arlequín mientras estés aquí
Si no me das la libertad, al menos deja que me sienta libre
Para curar el cáncer
ResponderEliminarno sirven las libélulas.
Para curar la muerte
no sirve el cementerio.
Nacer tampoco sirve
para curar la vida.
Manuel Pacheco
Yo no soy tremendista,
ResponderEliminarsoy un junco que canta,
una sangre que vuela,
un corazón con alas;
soy un libro delgado
de páginas muy blancas
donde escribe la vida
todas sus resonancias.
No me importa os digo
la fiebre que me mata
ni el delirio sin sueño
de mi cara de tabla.
Siendo fiel a mí mismo,
sigo con mis libros
para tocar las alas.
Mi mujer y mi hijo
comprenden mi causa,
saben que saberme
no es saber a un fantasma.
Yo sigo mi camino
hacia la luz del alba.
hablando de Pacheco, que fue el primer poeta tuve en persona delante de mi, y sin duda nos reconocimos: yo a él, como antepasado propio, y al mí (yo tenía tan solo ocho años en aquella primera entrevista), como presente donde fecundar la posteridad para la que en realidad escribía...