sobre suciedadsucia

poesía, musica, cine... y lo que aparezca...

domingo, 23 de mayo de 2010

El Acto (P.Lautaro)

El Acto

sus manos rebolviendo su cabello

mis manos sujetando su cadera
mientras avanzan descaradas
firmes
asta alcanzar sus pechos
duros
contradictoriamenten disciplinados
para acto tan desenfrenado

los ojos apretados de ambos

carnosos labios rosados
delicadamente mordidos
por blanco marfil

mi aliento jadeante
cual perro espantado

su gemido...

los dedos contraidos que me sujetan
para no escapar

ella se rebuelve
como un espasmo
latigazo de nervios que no desean ser controados
 
ahí!

sobre una camara frigorifica
florece la marchita flor, para morir.

2 comentarios:

  1. ANECDOTARIO DE POETAS: La dislexia de Bukowski

    Tuvo el primer problema con los profesores precisamente en la escuela primaria de Virginia Road. Todo parece indicar que padecía algún tipo de dislexia. En el poema “Education” explica que no diferenciaba bien las palabras sing y sign, que confundía el orden de las letras. Era algo que no podía superar. Su profesora la señora Sims pidió a la madre de Hank que fuera a verla y le dijo que su hijo no aprendía nada y que no se esforzaba. El trastorno de dislexia no se conocía en aquel entonces, por lo que parecía que Hank era tonto o vago. La señora Bukowski se echó a llorar y eso alteró tanto a la profesora, que al final accedió a dar otra oportunidad al niño. La madre dijo:

    –Ay, Henry, tu padre está tan decepcionado contigo, no sé qué vamos a hacer.

    Katherine compartía la opinión de la profesora, creía que se trataba de simple pereza, aunque su reacción también demostraba que tenía miedo a su marido. El incidente se le grabó en la memoria, y más de cuarenta años después Hank todavía recordaba la cara furibunda y puntiaguda de la señora Sims cubierta de polvos blancos.

    ResponderEliminar
  2. Ya te lo dije "in person"... me encanta la forma sobria de la descripción, las imagenes sugerentes... y la nota de cotidianidad.

    Y al estimado Msr. Ducasse quiero decirle que la anécdota es buenísima y esta muy bien contada.
    Buscaré el libro de Barry Miles. Un millón de gracias.

    ResponderEliminar